martes, 14 de agosto de 2012

Aprendiendo a sonreír

Hola a tod@s,

el otro día leyendo un interesante artículo sobre la sonrisa como antiestrés, recordé la primera vez que realmente fui consciente de lo potente que puede ser esa mueca universal. 

Cuando asistí por primera vez a un taller de meditación activa (mindfulness), me enseñaron la importancia de vivir el "aquí y ahora" y de conocer, controlar y ser dueños de nuestras emociones.

Recuerdo que, mientras hacíamos un ejercicio de respiración, nuestro profesor nos dijo: "dibujad una gran sonrisa en vuestra cara, una sonrisa tan grande como cuando recuerdas a una persona querida, tan pura como cuando un bebé te sonríe sin ni siquiera conocerte y tan agradecida como cuando alguien nos hace una tontería para alegrarnos un momento triste". Nos dijo "fijaos en cómo os sentís con esa sonrisa dibujada en vuestro rostro, qué sentís, qué notáis..." todavía recuerdo el bienestar, la felicidad y sobretodo lo a gusto que me sentía con esa sonrisa dibujada en mi cara. No me apetecía dejar de sonreír...



Meses más tarde iba andando por la ciudad y se me ocurrió fijarme en cómo estaba mi rostro y sobretodo, si aparecía esa sonrisa en mi cara. Efectivamente, iba con el rostro serio. Se me ocurrió poner en práctica aquello que me enseñaron meses atrás y que me gustó tanto experimentar, así que decidí mover mis músculos faciales y dibujar una gran sonrisa en mi rostro. De repente, todo me parecía mas agradable y bonito, incluso me atreví a saludar a la gente con la que me cruzaba (¡y me devolvían el saludo!).

A partir de ése día, decidí compartir ésta vivencia durante mis talleres y ayudar a los asistentes a descubrir y disfrutar de su sonrisa.

Ahora también comparto ésa experiencia con vosotr@s! :D

PD: os dejo unas sonrisas de regalo!


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